¿Geoingeniería en un planeta diseñado?

Jul 21, 2023

¿Alguna vez se le ha metido en la cabeza reorganizar su dormitorio, sólo para cambiar de opinión y devolver los muebles a su distribución original en doce horas? Quizás descubriste que tenías que casi salir de la cama para apagar la lámpara de lectura o te despertaste con el sol en los ojos. Podría ser que no hubiera espacio para abrir la puerta del armario o agacharte para ponerte las zapatillas. Querías que todo volviera a su lugar anterior y humildemente le pediste a un amigo o familiar que te ayudara a colocar tu cómoda en su lugar. Bueno, ¡no hubo ningún daño con ese experimento fallido!

El arrepentimiento de reconfigurar una habitación que ya está bien arreglada no es nada comparado con el costo de manipular la atmósfera de la Tierra bajo la impresión de que “una pequeña reorganización y disfrutaremos más de la vista”. The Conversation, una revista destinada a transmitir opiniones académicas expertas, publicó recientemente un artículo que desaconseja a los geoingenieros “mejorar” las formaciones de nubes utilizando una inyección de aerosol estratosférico, un método aún teórico para el manejo de la radiación solar.

Las complejidades de enfriar el planeta mediante la gestión de la radiación solar incluyen presupuestos altísimos, enigmas de responsabilidad legal y posibles nuevos “patrones de circulación atmosférica global que pueden conducir a eventos climáticos más extremos”. En otras palabras, el escritor, el geólogo David Kitchen, piensa que podríamos pegarnos un tiro en el pie si no tenemos cuidado. Yo estaría de acuerdo. Pero el Dr. Kitchen está tan convencido de que el clima de la Tierra es inestable que declara rotundamente: "Nada de esto quiere decir que el mundo deba descartar la geoingeniería".

Estas advertencias están bien fundadas pero son incompletas. Nuestros científicos más especializados todavía están descubriendo cuántos sistemas, controles y otros aspectos de ajuste planetario existen para garantizar que tengamos vida: ¡vida abundante!

Los experimentos de geoingeniería serían una cosa en un planeta con una mezcolanza de gases, niveles de radiación, características atmosféricas y cosas por el estilo que no coinciden. Pero comprender cuán magistralmente se ajustan y equilibran estos factores expone el riesgo y la arrogancia del proyecto.

A modo de ilustración, el físico Eric Hedin escribió aquí recientemente sobre “El diseño inteligente en el tiempo: la conspiración del 'día perfecto'”. Explica cómo nuestra Tierra está diseñada inteligentemente para un clima favorable. Mientras The Conversation emite advertencia tras advertencia sobre la manipulación del clima de la Tierra, Hedin celebra los muchos factores que trabajan juntos para una experiencia optimizada: “Desde la fusión nuclear en el Sol hasta el radio orbital de la Tierra, las condiciones atmosféricas y la interacción de la luz con las moléculas, hasta la propiedades del agua y muchos más detalles que tuve que omitir, parece que una lista de más de 'los sospechosos habituales' conspiraron juntos para traernos un día perfecto”.

En la misma línea, el escritor científico David Coppedge describió recientemente los “organismos fantasmales que rescatan el planeta”. Se refería a las salpas marinas: “Su enorme papel le da a la Tierra un mecanismo de retroalimentación biológica, algo así como un termostato, para regular las emisiones de carbono en la atmósfera”.

Como observa el Dr. Hedin, estos mecanismos intrincados e interactivos podrían detallarse con gran detalle, sin mencionar otros que ni siquiera conocemos todavía. La orden de “salvar el planeta sin importar el costo” parece un poco diferente si se considera que nuestro mundo es un sistema de sistemas cuidadosamente diseñado. En su artículo, Kitchen cita al ingeniero de la NASA Riley Duren, quien describe la geoingeniería como “una herida autoinfligida”. Jugar con el clima no es como reorganizar los muebles de tu habitación. Esperemos que los expertos en geoingeniería se den cuenta de esto antes de gastar miles de millones en experimentos atmosféricos potencialmente catastróficos.